Sin obediencia de nada sirve la libertad, pues la más sabia de las libertades es la de elegir nuestra forma de obediencia a la Ley Universal, representada por nuestro Instructor o Maestro, la de insertarnos en la Armonía que genera Lo Justo, Lo Bueno y Lo Bello.
Señalamos que los temas tratados, o mejor, a tratar, no deben convertirse en meras especulaciones teóricas, sino plasmarse en hechos guiados por una dinámica de iniciativa nacida de la voluntad y la obediencia al juramento que habéis pronunciado al aceptar vuestras Hachas.
Esto es cuanto puedo deciros en esta primera entrega.
En Nombre de Dios, nuestro Señor. ¡AVE!
Sí, Mando y Poder vienen de “arriba” y no de la aceptación de los subordinados. A un Mando Nacional lo autoriza el Mando Máximo y de El le viene el Poder, y de su Alma la Sabiduría.
Olvidar esto es muy peligroso; en verdad, lo más peligroso que le puede ocurrir a un MN. Pues si cede al empuje de sus subordinados en detrimento de sus órdenes y de su propio Destino Discipular, rompe la relación Piramidal-Viviente con las Fuentes.
Dejemos algo muy claro: EL QUE QUIERA MANDAR DEBE PREVIAMENTE OBEDECER, EL QUE QUIERA ENSEÑAR DEBE APRENDER, Y EL QUE QUIERA SER SEGUIDO DEBE SEGUIR… NO HAY OTRO CAMINO.
Mando nº 24: Relación Discípulo-Maestro, Subordinado-Mando.
Quiero ser vuestro Maestro y, en lo organizativo, un Dictador Filosófico... ¿Por qué me empujáis a métodos tiránicos que están contra la naturaleza de nuestro Ideal?
Mando nº 53 - Sobre el cumplimiento de los Decretos
No obedecemos ni a cualquier persona ni a cualquier cosa, obedecemos a las Leyes del Universo. (...) El Maestro es, en este caso, el recordatorio de la Ley, pero de manera más sencilla, de las leyes que están a nuestro alcance discipular.
Mando nº 310: Las llaves de la acción.
En verdad, si el que sabe lo que hay que hacer manda, y aquellos que no saben, obedecen, todos ganamos en rapidez y en eficacia. (...)
Ningún sistema de control del carácter, de retórica, de dialéctica, de profundización en la psicología de las masas y de análisis de las motivaciones, tendrá resultados positivos sobre el alumno mientras que no lo hayamos puesto en condiciones de ver, de escuchar, de sentir.
(...) El Enemigo es la Personalidad del alumno.
Así, el Enemigo está hecho de roca inerte, de arbustos floridos y espinosos, y de cuevas y fisuras de donde surgen aquí y allá bestias e insectos. Toda esta masa se opondrá violentamente a la liberación de su prisionero e instintivamente verá en el Dirigente y en el Profesor Acropolitano un enemigo que quiere robarle su presa.
Nunca se debe dialogar con el genio burlesco; hay que abrir el camino no importa cómo, pero utilizando medios inteligentes para evitar que un torpe entusiasmo destruya tanto la prisión como al Prisionero.
Manual del Dirigente (1976). Jorge Ángel Livraga
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