Desprecio por la debilidad psicológica

En nuestros consejos a los Acropolitanos, solemos reafirmar mucho la necesidad de una marcha decidida, de una voluntad inquebrantable, del valor de los símbolos mágicos y los estandartes. Pero olvidamos que nuestra gente, en su gran mayoría, también necesita un poco de cariño, atención aunque sea a sus pequeñeces para que aprendan a superarlas, que escuchen sus necedades para que así y como tales las vean y para superar molestas barreras. Yo quiero que mis MM Nacionales se den cuenta de que no están conduciendo la “raza elegida”, pues no hay razas elegidas. Sólo están conduciendo unas pocas semillas de la Sexta Subraza, a menudo mezcladas con cantidades de estiércol… pero el estiércol es fertilizante y las semillas lo necesitan. Así que, en lugar de poner cara de asco, aprendan a roturar la Tierra de la Vida.

MANDO Nº 42 - Necesidad de promover buenas relaciones en las estructuras. (Jorge Ángel Livraga)

Debe el Acropolitano saber acallar su Kama-manas y limpiarse de esos elementos feminoides (en el peor sentido de la palabra) que le precipitan en brazos de la animalidad subconciente; del espíritu de fuga, del dar la espalda a la vida y el dejarse raptar por las Fuerzas Tenebrosas. Debe evitar esa suerte de violación psíquica para que no nazcan, luego, dentro de su cuerpo astral y mental, las larvas elementales que le resecarán el Alma. 

Bastión Nº: 61-3:  Sobre la fragilidad psicológica de algunos acropolitanos. Febrero del 1982. Jorge Ángel Livraga

De espíritu sensible, la enfermedad de su Cuerpo Astral le convierte en sensiblero, y en medio de la feroz batalla que libramos contra las Fuerzas Tenebrosas, es porcelana ya rajada por dentro y por fuera, que entorpece los pies de los que trabajan y les hace moverse con sumo cuidado para no rozar la frágil estructura psicológica del afectado. Pide constantemente cariño y comprensión, pero no da a los que le rodean lo mismo que pide, o lo hace por impulsos exagerados que nacen de su instinto fuertemente desarrollado por esta forma de invisible peste. En constante desequilibrio, cree que los demás tienen la obligación moral de cuidarle y mantenerle alzado, no preocupándose jamás en robustecer sus propias piernas psíquicas. 

Bastión Nº: 70-1:  Peligro: La fragilidad. Diciembre 1982. Jorge Ángel Livraga


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